Robocop: Remake ochentero con tecnología del siglo XXI

La sensación general es que podría haber sido algo más, es una buena película, con buenas actuaciones y entretenida

Vayamos por partes. Esta nueva versión de Robocop no es una gran película, ni quedará en nuestro recuerdo como la versión de 1987 dirigida por Paul Verhoeven. Esta nueva versión está dirigida por José Padhila, que por lo visto traía muchas ideas que no le han dejado plasmar.

 

Padhila ha realizado una más que correcta revisión del mito, respetando algunas señas de identidad como el logo de OCP o el tema principal de la banda sonora de Poledouris.

 

Pero se ha perdido es el espíritu gamberro y anárquico de la primera, en la que teníamos una sátira tanto del cine de acción de los ochenta, como una feroz crítica de la política de aquellos años de los Estados Unidos. Ahora también encontramos crítica, pero a los medios de comunicación (con un excesivoSamuel L. Jackson como telepredicador). Y en esta nueva versión los políticos son personas nobles e que trabajan incansablemente por el bien común.

 

Los personajes son algo más flojos: mientras que Joel Kinnaman y Gary Oldman (Murphy y el doctor Norton) cumplen bien su labor, Michael Keaton es creíble como calculador empresario, pero no como enemigo final. Por otro lado la historia se centra más en la tragedia familiar. Y desde el principio se van soltando ideas que nos sugieren que esta película va a tratar temas candentes: colonialismo norteamericano, libre albedrío como una mera ilusión.

 

Pero no terminan por desarrollarse: gran parte de la trama se basa en el significado de ser humano frente a la máquina, pero apenas profundiza lo suficiente para mostrarnos el lado humano. Se pide al espectador que reconozcamos la humanidad del protagonista, aunque sólo vemos a Murphy unos diez minutos antes del accidente: en ese breve espacio de tiempo nos intentan mostrárnoslo como un testarudo policía, sensible compañero y hombre de familia, antes de precipitarnos hacia su transformación en RoboCop.

 

En fin, aunque la sensación general es que podría haber sido algo más, es una buena película, con buenas actuaciones y entretenida. Una buena película de evasión con personalidad propia, aunque actualiza y homenaje a su precuela de una manera mucho más que correcta.

 

 

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