Bombillas apagándose

Obsolescencia programada: ¿está la tecnología hecha para durar cada vez menos?

¿Te compras una lavadora o un móvil y sientes que se estropean demasiado rápido? Parece que todo está diseñado para tener un uso determinado, y después quedar inservible para que volvamos a comprar un nuevo dispositivo. A esto se le llama obsolescencia programada, un término relativamente nuevo, pero que cada vez cobra más fuerza.

¿Te compras una lavadora o un móvil y sientes que se estropea demasiado rápido? Parece que todo está diseñado para tener un uso determinado, y después quedar inservible para que volvamos a comprar un nuevo dispositivo. A esto se le llama obsolescencia programada, un término relativamente nuevo, pero que cada vez cobra más fuerza.

Lejos de crear polémica, en este artículo queremos indagar sobre qué es exactamente esto de la obsolescencia programada y si realmente está hecha la tecnología para durar poco, incitándonos de esta forma a comprar más.

¿Obsolescencia programada? ¿Qué es eso?

El término obsolescencia programada viene a referirse al diseño de productos fabricados para funcionar solo durante un período específico de tiempo. Los productos dejan de servir después de unos días, meses o años de uso, pero no porque estén deteriorados, sino porque así fueron construidos o programados, para fallar.

Los objetos que compramos, en particular los de electrónica de consumo, se vuelven en poco tiempo obsoletos, no funcionales, inútiles o inservibles, quizá por falta de repuestos. Ahora bien, la obsolescencia programada es un fenómeno que está asociado también a que el dispositivo en cuestión pase de moda o a que salga una mejor tecnología.

La primera evidencia de que las empresas planifican a propósito el tiempo de duración de las cosas lo tenemos en el cartel Phoebus, de diciembre de 1924. Por aquel entonces, Philips y General Electric acordaron fijar la duración de las bombillas incandescentes a 1000 horas de uso.

De esa manera se reducía la competencia y mantenían el monopolio comercial, ya que se penalizaba económica o judicialmente a las empresas que hicieran bombillas más duraderas. Desde ese momento, sin importar su rama, a las empresas lo que les empezó a interesar era generar más ingresos por mayores ventas y compras más frecuentes.

¿Sientes la necesidad u obligación de cambiar de móvil, ordenador o televisión cada vez más rápido? Quizá no puedes instalar la última app que salió al mercado. Si simplemente dejó de funcionar el aparato, ya no recibe actualización, o no tiene repuestos o cambio de batería, has sido víctima de la obsolescencia programada

Diferencia entre la obsolescencia programada y la vida útil de un equipo

Durante las últimas décadas se nota que la tecnología está hecha para durar cada vez menos, se deteriora o se queda obsoleta mucho más rápido que antes. Es frecuente que el propio fabricante nos diga directamente que un objeto averiado es menos rentable repararlo, induciéndonos a comprar uno nuevo.

Eso es la obsolescencia programada, el producto deja de funcionar porque es parte de su diseño, así ha sido construido, quizá usando materiales de menos calidad. Ahora bien, es posible que un objeto falle o se desgaste debido al uso que se le da, como los cauchos de un coche.

Es perfectamente natural que las cosas se rompan por el deterioro que produce el constante uso, pero en ese caso es posible reemplazar la pieza o repararla. No es raro escuchar a los abuelos decir que los equipos de antes duraban mucho más que los de ahora, claro está, hay que saber cuidarlos.

Consecuencias de la obsolescencia programada

Es cierto que el mercado se mueve de manera constante mientras haya más venta y compra de productos, pero a ¿qué precio para el planeta? Entre las consecuencias de la obsolescencia programada tenemos:

  • Generación de cada vez más basura electrónica que contamina el ambiente.
  • Obligación de gastar dinero que no se tiene en un aparato que simplemente dejó de funcionar y no se puede reparar.
  • Una sociedad consumista que le da más importancia a comprar que a cuidar el planeta.
  • Personas más deprimidas por no poder adquirir el último producto tecnológico, que es exactamente igual al anterior.

¿Qué nos depara el futuro?

La obsolescencia programada se nota más en los productos electrónicos de consumo masivo, como los smartphones, auriculares inalámbricos, tablets y consolas de videojuegos. Si no dejan de funcionar, en poco tiempo sale una versión más actual del producto que es promocionada hasta la saciedad, convenciendo al usuario para que lo compre.

Con el fin de evitar los problemas que genera la obsolescencia programada, algunas empresas están diseñando productos más ecológicos y que duran más. De hecho, ciertas empresas han ampliado el tiempo de garantía para demostrar que duran más sus productos, pero solo el tiempo nos dirá si esas iniciativas dan o no resultado. 

Periodista de tecnología.

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