Internet y las redes sociales son un lugar inhóspito hasta para los adultos, imagínate para un niño. Hay miles de trampas acechando que alguna mano descontrolada toque gusto esa parte de la pantalla y entrar en sitios web sospechosos, anuncios que se repiten en bucle, contenido erótico, mensajes y notificaciones falsas, descargas que cargan costes en tu cuenta, etc. Cualquier menor que no sepa dónde está puede verse envuelto en un halo de luces, colores, imágenes en movimiento que le llamen la atención y terminar en sitios webs pocos recomendables.
Las redes sociales e Internet en general son un campo de minas a veces para los que somos adultos y aun teniendo experiencia en ellas seguimos siendo estafados, engañados, manipulados, nos sentimos confusos por no saber diferenciar un contenido real de uno falso, y miles de situaciones más.
Que existan riesgos de Internet y redes sociales para niños no significa que deban alejarse de la tecnología. De hecho, está bien que fomentes el uso responsable de tecnología en todas las etapas del niño. Por ejemplo, los videojuegos mejoran las habilidades cognitivas y la robótica les abre puertas laborales en el futuro.
Ser viral, un vicio que destruye la privacidad
Que un niño sea muy guapo, muy gracioso, que dibuje muy bien, que cocine contigo, que sepa varios idiomas, etc. no es motivo para exponerlo en público. Todo queda registrado en Internet y todo lo que subas llega a TODOS los rincones del mundo. Si subes un vídeo de un niño sin la cara pixelada y sin la voz distorsionada, y se hace viral, ese menor será reconocido durante años.
Piensa en los memes más populares, como, por ejemplo, la niña que miraba con cara de asco, o la otra chica que salía delante de un incendio. O el chico pelirrojo en el sofá, o el bebé con el puño en la playa. Sabemos que si pixelados la cara del niño, ya no tiene gracia, pero es que no se trata de ser viral, de fama, de hacer reír, se trata de la privacidad de un niño.
Imagina que te encuentras en Google tus fotos de bebé en la playa, comiendo chocolate como un desesperado, haciendo caca en un baño de adultos o llorando en plena rabieta. No te haría nada de gracia, entonces ¿por qué hacerlo con un niño ahora? Las consecuencias de sobreexponer a los menores en redes sociales como TikTok o Instagram son abrumadoras.
Consecuencias devastadoras
Los riesgos de Internet y redes sociales para niños son incalculables. Desde hace unos 10 años, que se dice pronto, hay una moda de ser instagramer famosa exponiendo la vida de los niños. No vamos a dar nombres, pero todos sabemos que hay varias familias muy famosas en Instagram y YouTube a las que les quitas los hijos y se acaba el show.
Pues en Maldita han escrito un post que nos ha encantado y explica cómo esos gestos aparentemente inocentes como lanzar lonchas de queso, asustar al niño hasta hacerlo llorar o hacerle creer que es invisible puede crear un gran daño en los vínculos emocionales.
Vídeos que cuentan con millones de visualizaciones en TikTok y en Instagram, pero que esconden una realidad muy diferente. Las consecuencias de esto las veremos y notaremos dentro de 10 años. Maldita ha consultado a un especialista en psicología y educación infantil (Juanvi Blázquez) que comenta que estas bromas no son entendidas por los niños, ya que las bromas necesitan complicidad, pero ellos solo sufren.
Entre los 0 y 10 años, el niño construye su autoestima, y es una herramienta fundamental para que sean capaces de enfrentarse al futuro. Dice Blázquez, que la familia debe ser un apoyo y un lugar seguro, sin embargo, con estas bromas, los peques pueden aprender que la misma persona que les causa daño les puede consolar y eso genera trastornos en el concepto de las relaciones.
Tanto Blázquez como la psicóloga Silvia Álava, también consultada por Maldita, indican que los padres tienen más interés en las visualizaciones y likes que en las inseguridades que estos contenidos pueden generar en los niños. Por eso queremos avisar de los riesgos de Internet y redes sociales para niños.
Hay expertos que reconocen que son muy pocos los padres que realmente quieren causar daños a sus hijos, y que solo graban por hacer la gracia, pero que estos actos tienen consecuencias. Algunas de ellas son ciberacoso, suplantación de identidad, sextorsión, grooming (cuando un adulto se hace pasar por menor para conseguir material pedófilo).
Blázquez comenta que la situación no la entienden ni los padres ni los niños. Es decir, la magnitud y el alcance de esos vídeos y las consecuencias de los mismos se desconocen por parte de los padres y de los menores.
Además, no se está respetando los derechos del menor como figura central en estos casos. Cuando el niño crezca y vea que le conocen, que saben dónde vive, a qué colegio va, las notas que sacaba, cómo es su cuerpo desnudo, que cómo, cómo se llaman sus hermanos, etc. puede verse superado por la situación y sufrir trastornos psicológicos.
En Internet, los niños no están a salvo
Los riesgos de Internet y redes sociales para niños ya hemos visto que son muy elevados, pero esos solo por parte de la familia, es decir, en el interior del núcleo familiar y la relación progenitores-hijos. Fuera de esas figuras y de esa protección, también hay riesgos. Subir una foto de un niño en bañador o un vídeo corto donde el menor salga en la bañera, puede parecer muy entrañable, pero son el objetivo de miles de pedófiles en Internet y en las redes sociales.
Como comenta Estefanía Jimenes en Maldita, muchos padres creen tener la creencia errónea de que tienen el poder total sobre la foto de sus hijos que suben a la red, y no es así. En Absoluto. Si leemos las condiciones de uso de las aplicaciones veremos que les cedemos todos los derechos. Pero no solo eso, sino que los padres creen que hasta los 18 años son los responsables y tienen el poder de decisión sobre la imagen del menor. Lamentamos decir que NO es así.
Tanto en casos de padres separados, como no, ambos deben dar su consentimiento para subir una foto del menor. Además, La Constitución recoge en el artículo 18.1 que los niños son personas y como tales tienen derechos completos como la imagen, honor y privacidad. Así pues, si el niño entiende la situación y es plenamente consciente de lo que es Internet, entonces será él quien decida, hasta entonces, mejor no publica nada de menores en Internet.