Smart Cities y los riesgos de vivir en una ciudad interconectada

Desde hace ya un tiempo sabemos que el adjetivo inteligente va con casi todo hoy día. Los usuarios de esta era moderna cuentan con móviles inteligentes, relojes inteligentes, coches inteligentes y una larga lista de cosas. A eso le podemos sumar algo mucho más grande que abarca un aspecto que va más allá de meros productos: las ciudades inteligentes o Smart Cities.

Desde hace ya un tiempo sabemos que el adjetivo inteligente va con casi todo hoy día. Los usuarios de esta era moderna cuentan con móviles inteligentes, relojes inteligentes, coches inteligentes y una larga lista de cosas. A eso le podemos sumar algo mucho más grande que abarca un aspecto que va más allá de meros productos: las ciudades inteligentes o Smart Cities.

Una Smart City es básicamente una ciudad en la que la sostenibilidad de su desarrollo urbano, bien sea en el ámbito económico, social o político, está vinculado con la tecnología con el propósito de contar con infraestructuras más eficientes tanto en términos de gestión del agua, la electricidad y el gas, así como de las comunicaciones y los transportes, entre otras cosas.

La mayoría de los ciudadanos que viven en ciudades inteligentes se benefician enormemente de este sistema. Es decir, ¿a quien no le gusta poder pedir una cita online con el médico y ahorrarse la molestia de tener que ir hasta el consultorio?, o ¿quién no agradece poder realizar trámites más rápidos con el Ayuntamiento o matricularse en centros educativos de forma online y sin tener que hacer colas? Pues sin duda la respuesta será que a todos.

Ciertamente el poder contar con sistemas inteligentes en las ciudades ha permitido la mejora de los servicios que se ofrecen a la comunidad y con ello la calidad de vida de los ciudadanos. No obstante, con toda esta revolución del llamado Internet de las Cosas donde todo está interconectado, algunas veces olvidamos los riesgos que se corren al dejar muchas cosas importantes en manos de la tecnología.

Aunque la seguridad siempre ha sido un tema clave cuando se trabaja con Internet y en general con tecnología, no todo el tiempo estamos conscientes de lo fácil que puede ser para un cibercriminal realizar un ataque si no contamos con las medidas de protección adecuadas.

¿A qué riesgos se enfrentan las Smart Cities?

Son muchos los riesgos a los que se enfrentan las ciudades inteligentes y cada uno es sin duda más catastrófico que el otro. Lo primero que se nos viene a la mente cuando pensamos en los peligros que supone tener todo interconectado es el hogar y no es en vano. Ciertamente este es uno de los principales blancos de ataque de los cibercriminales.

Sin embargo, aunque algunas veces podríamos creer que nuestro hogar no sería el principal objetivo de los delincuentes, ya que no disponemos de información importante como la que podría tener una empresa, hay que tener en cuenta que la tecnología es simplemente un medio para acceder a otras cosas.

Es decir, los cibercriminales podrían valerse de los sistemas conectados en la casa, tal como los contadores inteligentes del suministro eléctrico. Los delincuentes podrían acceder de forma ilícita a estos y podrían determinar si hay alguien en casa para aventurarse a robar en ella.

Los ciberdelincuentes también podrían sacarle provecho a los aparatos que usamos a diario para espiarnos, claro, en caso de que estos se encuentren conectados a Internet. Y debes tener en cuenta que no solo nos referimos a ordenadores, móviles o tablets sino también al aparentemente inofensivo peluche de tu hijo que tiene una webcam. Si un ciberdelincuente lograr acceder a este de forma remota, podrá observar lo que ocurre en el domicilio.

Y esto no es todo. La situación puede volverse aún más peligrosa si los ciberdelincuentes irrumpen en la red para sabotear un hospital, por ejemplo. Estas personas inescrupulosas podrían incluso decidir si un paciente vive o muere, pero ¿cómo podría ser posible eso? Pues estos solo tendrían que cambiar los datos sobre los signos vitales y mostrar unos falsos o inclusive podrían atacar dispensadores farmacéuticos para que el enfermero entregue medicinas equivocadas al paciente.

En las Smart Cities es muy común que se instalen sistemas inalámbricos de iluminación en calles y carreteras. En este caso, un ciberataque a estos sistemas podría causar no solo apagones o gastos inútiles en electricidad, sino también graves accidentes en las vías.

Así como estos casos, pueden ocurrir otros tantos en los que, a través de la manipulación de sistemas, se cree un ambiente inseguro para las personas y se genere caos y confusión. El mayor problema está en que la mayoría de los fabricantes de los sensores o de los productos que se instalan en las ciudades para interconectar sistemas ofrecen un acceso completo a los usuarios, esto porque suponen que estos se conectarán siempre a redes seguras.

Lo que no toman en cuenta es que los ciberdelincuentes siempre están al acecho, en búsqueda de alguna brecha en la red, por lo que si no se toman las previsiones adecuadas, para estos será muy sencillo comprometer cualquier sistema público.

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