Subastas a céntimo en Internet: ¿Estafa o chollo a la vista?

De seguro has escuchado o visto en diferentes redes sociales y páginas web las grandes ofertas que se ofrecen a través de las subastas a céntimos. Se trata de una serie de pujas donde céntimo a céntimo los usuarios pueden acceder a subastas de artículos como Iphones, Ipads, smartphones e inclusive vehículos y llevárselos a […]

De seguro has escuchado o visto en diferentes redes sociales y páginas web las grandes ofertas que se ofrecen a través de las subastas a céntimos. Se trata de una serie de pujas donde céntimo a céntimo los usuarios pueden acceder a subastas de artículos como Iphones, Ipads, smartphones e inclusive vehículos y llevárselos a precios sumamente bajos.

Si lo vemos desde esa perspectiva, sin ahondar mucho en su funcionamiento, parece una muy buena oportunidad. ¿Quien no quiere llevarse un artículo de última generación pagando un ridículo precio de 40 euros o menos? Todos obviamente. Pero en este caso nos toca aplicar el famoso dicho que dice que si suena o se ve demasiado bueno para ser cierto, quizá no lo sea o tenga trampa.

Este tipo de subastas se han puesto de moda de una manera increíble en los últimos años y las razones son más que obvias. La popularidad de este negocio se apoya en la falsa creencia de que con este tipo de subastas se tienen mayores posibilidades de éxito que con las tradicionales, aunado a la confusión de creer que se está pujando por tan solo un céntimo por apuesta, lo que en realidad no es así.

Estas subastas están pensadas para funcionar en base a la percepción del riesgo del jugador. Según se estudia en el campo de las finanzas, uno de los sesgos psicológicos más dañinos que se suelen manifestar en los usuarios a la hora de realizar una inversión -o en este caso una una puja-, es el exceso de confianza o de optimismo al creer que tienen una oportunidad real de ganar.

Si el usuario cree que tiene más probabilidades de ganar, estará más predispuesto a apostar, sobre todo si piensa que los riesgos son bajos. Lo que pocos saben es que el sistema realmente no está diseñado para ofrecer más oportunidades de ganar sino más bien para favorecer la participación, incluso de aquellos que son más adversos al riesgo.

A la vista del usuario el valor final del producto nunca superará el precio real del producto en el mercado y ese es sin duda el principal cebo. Sin embargo, lo que desconocen es que detrás de todo el proceso el valor del producto se llega a multiplicar por hasta por 10 o incluso por más.

¿Cómo es el proceso de las subastas a céntimos?

ecommerceEn Internet podemos encontrar decenas de páginas de este tipo. El procedimiento es este: la web publica la subasta de un producto -que por lo general es de lujo o tiene una gran demanda- a un precio de salida de 0,00 euros y a partir de ese momento los usuarios pueden comenzar a hacer sus ofertas.

Para pujar los usuarios deben registrarse previamente en la página y comprar un paquete de créditos que cuesta alrededor de 20 y 370 euros. Según el tipo de paquete que se compre estos créditos tienen un precio de entre 0,12 y 0,15 euros cada uno, sin embargo, una puja suele requerir entre 4 y 8 créditos. Esto significa que apostar puede tener un coste de entre 0,50 y 1,20 euros.

Cada vez que un usuario puja el precio se incrementa un céntimo y cada vez que esto sucede el temporizador sumará hasta 30 segundos. Finalmente cuando el contador llega a cero, el último pujador es quien se lleva el artículo por el precio de la última oferta.

De alguna manera todo el sistema o la forma de negocio tiene un truco. Es decir, se les llama subastas a céntimos porque cada puja incrementa el precio del artículo un céntimo, pero en realidad la apuesta no le cuesta a los usuarios un céntimo sino mucho más. Pero es esta idea la que anima a los usuarios a seguir pujando, ya que sin importar la cantidad de personas que han apostado, el precio del producto apenas varía y aún así sigue teniendo un precio más que atractivo.

¿Cómo funciona realmente el negocio?

Tal como los actos de magia, el negocio tiene su truco, de otra manera sería imposible ofrecer productos a un precio tan bajo. Pero, ¿cómo lo hacen? Veámoslo con un ejemplo. En una de estas páginas han vendido un iPhone 5s por un precio final de 21,35 euros. ¿Todo un regalo no? Pero ahora analicemos lo que hay detrás.

Si se parte de un precio de 0,00 euros y cada puja incrementa el precio un céntimo, para poder vender el iPhone 5s en 21,35 euros se realizaron 2.135 pujas. Como ya habíamos dicho, cada puja puede costar al final entre 0,50 y 1,20 euros debido a que se necesitan entre 4 y 8 créditos para realizar una oferta. Así que con esa cantidad de pujas y basándonos en una media de 0,7 euros por cada una de ellas, la página cobró un total de 1.494,50 euros durante la subasta. Si tomamos en cuenta que el precio del artículo es de 699 euros, la página obtuvo un beneficio de 795 euros. ¿Gran negocio no?

Entonces, ¿quién paga los beneficios de obtener un móvil tan barato, además de las ganancias de la empresa? Pues todos los usuarios que participaron en la subasta y no ganaron. Aunque este tipo de subastas tiene una apariencia más sencilla y barata respecto al modelo tradicional, lo cierto es que el trasfondo es mucho más opaco.

Las subastas a céntimos, más que subastas son realmente una lotería, ya que a diferencia del sistema tradicional de una subasta, en este caso le cobran a los usuarios por pujar y ni siquiera le garantizan la adquisición del producto y tampoco les devuelven el dinero en caso de no ganar la subasta.

Ahora, con toda esta información, ¿podemos decir que se trata de una una estafa? Realmente no podemos decir que lo sea, ya que el procedimiento de la subasta está explicado en los términos y condiciones de cada una de estas empresas. Sin embargo, no podemos negar que sí se trata de un negocio poco ético que obtiene ganancias al animar a los usuarios a hacer pujas compulsivas por ser supuestamente baratas, al mismo tiempo que se aprovechan de la confianza y el optimismo que los hace creer que realmente tienen posibilidades de ganar.

Al final solo hay un ganador y miles de perdedores, tal como en la lotería. Ciertamente es una ganga para el afortunado que se lleva un artículo por un precio tan bajo, pero no para quienes hayan llegado a gastar una gran cantidad de dinero solamente haciendo clic de forma compulsiva por creer que el precio era muy barato.

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