La gran popularidad de los NFTs en los últimos tiempos ha traído consigo que los amantes de lo ajeno hagan de las suyas en este vasto mundillo. Las estafas con NFT son una realidad, a pesar de que en teoría el sistema blockchain en el que se basan es uno de los más seguros en el ámbito digital.
Las cifras son contundentes: En 2021 los NFT movieron de forma ilícita un total aproximado de más de 2.948 millones de euros y el fraude de copias de NFT ha un 300% a principios de 2022. Sin embargo, por suerte, existen maneras de identificar todas estas sucias jugadas.
El reciente interés por el mundo del arte ha sido un gran impulso para este crecimiento de activos no tangibles, puesto que, hasta ahora, el concepto del bien digital está ampliamente asociado al hecho de ser completamente replicable sin necesidad de transacciones económicas.
En este sentido, es la tecnología blockchain la que lo cambia todo: El acto de vender algo mediante esta tecnología implica que la transacción es reconocida y que lo que se compra no es una copia, sino un bien original.
“Los NFT ofrecen una solución a algunas cuestiones que no se habían resuelto desde el nacimiento de la web, como la autoría, unicidad, propiedad y monetización de un activo digital. Su aplicación a todos los contextos donde se crean e intercambian activos digitales, como el arte, el coleccionismo, los videojuegos o el anticipado Metaverso, unido a la idea de la revalorización económica rápida, han despertado el interés de pequeños inversores. El compromiso de Ironhack con la formación en competencias digitales nos hace recomendar siempre la misma aproximación a la tecnología: entender sus principios, propósito y funcionamiento antes de tomar decisiones. Especialmente si hablamos de decisiones de inversión de particulares en mercados de gran volatilidad», afirma Carlos Guardiola, Director of New Business de Ironhack.
Por tanto, explican desde IronHack, la propiedad del bien digital se vuelve permanente y esa es la principal aportación de los NFT: cada NFT es único, no se puede replicar ni borrar y se asocia a un token que únicamente puede poseer una persona, es decir, no se compra una licencia o una reproducción, se compra el propio bien intangible. Lo que sí se puede es transferir, es decir, el dueño de un NFT puede, a su vez, revenderlo, lo que le permite obtener un beneficio con la revalorización.
Estafas con NFT: Aprende a reconocerlas
Hasta ahora, las reproducciones de un bien digital eran indistinguibles entre sí y del original. Gracias a la tecnología NFT, se pueden crear activos digitales únicos, se puede digitalizar el valor de un bien y, como hay un mercado donde ese bien puede comprarse y venderse, además de digitalizarlo, le da liquidez.
Los NFT se crearon con el objetivo de dar propiedad al arte intangible y los artistas digitales han encontrado en ello una gran plataforma al mercado y a la visibilidad. Crear, vender y comprar NFT son tareas relativamente sencillas, ya que existen diferentes plataformas que permiten que cualquier artista digital pueda poner a la venta sus tokens, además de ofrecer a los compradores el registro permanente a la propiedad de la obra que adquieran mediante una firma digital.
No sólo eso, sino que la tecnología blockchain y los smart-contracts permiten, por ejemplo, que un artista digital obtenga un ingreso monetario cada vez que se realiza un cambio en la propiedad de su bien, cosa que no ocurre fuera de lo digital. El mundo del arte está cambiando y este tipo de obras pueden llegar a costar millones. Una muestra de ello es la obra digital ‘The Merge’ del artista Pak que fue vendida por la cifra más alta de la historia de los NFT: 91.8 millones de dólares.
Los estafadores de NFTs se las han ingeniado para suplantar la identidad de artistas, o para engañar a usuarios mediante portales web falsos, promociones sospechosamente atractivas y correos de dudosa procedencia, por decir poco.
El boom de los NFT también ha dado paso a la especulación y a diferentes tipos de delitos, actividades ilícitas y estafas. De hecho, según Chainalysis, en 2021 se detectó que los NFT habían movido de forma ilícita un total aproximado de más de 2.948 millones de euros. A continuación te mostramos las estafas más comunes con NFT.
Phishing
Es una de las técnicas más utilizadas por hackers o estafadores, y que, desgraciadamente, aún sigue atrayendo a incautos a sus redes. Básicamente, consiste en un sistema de mensajería vía correo electrónico, el cual envía emails al azar a personas, ofreciendo regalos y promociones, o notificando sobre algún problema que han de resolver.
En ocasiones es fácil identificar este tipo de estafas, ya que suelen alojarse en la bandeja de spam, aunque esto no es siempre así.
La finalidad de este tipo de estafas es que ingreses en un link que ellos te ofrecen, donde se te pedirán algunos datos personales, como por ejemplo los datos de tu billetera digital donde alojas tus NFTs. De este modo consiguen quedarse con tu cuenta, y, por tanto, con todo su contenido.
Lo mejor que puedes hacer para tratar de identificar si el mensaje que has recibido se trata de una estafa o no, es que revises minuciosamente el remitente y el sitio web al cual pretenden que entres. A la primera incongruencia, debes desconfiar.
Regalos y promociones
Se trata de otra de las modalidades de estafas con NTF más utilizadas, debido a lo atractivas que suelen ser. Aquí el usuario suele verse tentado a todo tipo de regalos y promociones gratuitas, que le llevan a poner en riesgo sus datos personales.
En estos casos, normalmente los estafadores lanzan estas campañas a través de Twitter, Facebook, Telegram y Discord, con tal de atraer a tantas personas como les sea posible.
En este caso, al igual que en el anterior, lo que los estafadores intentan lograr es quedarse con tu billetera digital y con todo su contenido, haciéndote creer que con sus estrategias podrás conseguir más criptomonedas de forma gratuita y rápida.
Lo mejor que puedes hacer para evitar este tipo de estafas, es intentar no aceptar ninguna propuesta que pueda parecer sospechosa. Menos aún si viene de parte de entes no autorizados o sin reputación alguna.
Suplantación de artistas
Lo que antes solía suceder con las obras de arte en persona, como cuadros, pinturas o esculturas, actualmente los estafadores lo han llevado al ámbito digital. Podemos ver cómo algunos estafadores se hacen pasar por artistas de NFTs reconocidos, con tal de engañar a los compradores y conseguir ganancias cuantiosas a expensas de plagios, solo con cambiar su nombre por el de alguien famoso en el sector.
Teniendo en cuenta esto, si te gusta el arte y quieres comprar, lo más recomendable es que solo compres material a cuentas verificadas y en portales web de confianza.
Webs falsas
Lo de las webs falsas también va muy en sintonía con los casos de phishing que ya hemos mencionado. Su intención es hacerte creer que estás entrando en una página web totalmente profesional y verificada, para así secuestrar tus datos y apropiarse del contenido de tu billetera digital.
Para evitar caer en este tipo de estafa, solo debes evitar acudir a portales web que desconozcas. Es decir, en este sentido, merece la pena que te fijes en la reputación de un sitio web antes de visitarlo, asegurándote de que la dirección web sea la apropiada y que no esté alterada para hacerte creer que estás accediendo a la original.
Copias de obras
En cuanto a las copias, la compañía Opensea hizo público el 28 de enero de este año, mediante un tweet, que alrededor de 8 de cada 10 artículos creados con su herramienta fueron obras plagiadas, colecciones falsas y spam. Por su parte, la plataforma DeviantArt implantó un sistema de alertas de fraude en busca de copias de NFT y ya han emitido alrededor de 80.000 alertas de estafa, llegando a aumentar un 300% a principios de 2022.
Otro punto negativo es la alta capacidad de contaminación que se esconde detrás de los NFT. Las transacciones digitales necesarias para llevar a cabo un único NFT consumen un total de 340 kWh de energía y producen alrededor de 211 kg de CO2 y se multiplica tantas veces como se venda, de acuerdo con datos de Memo Atken.
Periodista de tecnología.
