La tecnología de interconexión Near Field Communication (NFC) no solo está revolucionando el mundo de los pagos móviles sino que también podría transformar la industria de los videojuegos. Un grupo de investigadores financiados con fondos de la Unión Europea ha propuesto crear un sistema para juegos en el que se incluyan sensores compatibles con teléfonos móviles en cartas y embalajes.
El proyecto denominado PING (Printed Intelligent NFC Game cards and packaging) tiene como objetivo aprovechar los beneficios de la tecnología NFC para aplicarla a los juegos. Los investigadores pretenden establecer un proceso de fabricación masiva, estandarizado y de bajo coste con el que incluir tecnología de identificación inalámbrica en productos de imprenta. Así han propuesto generar el chip de NFC más delgado, barato y flexible del mundo, revolucionar los estándares de la industria de montaje y lograr que la inclusión de estos chips en cartas coleccionables y envases sea lo más sencilla posible.
Los investigadores del proyecto también se proponen estudiar la integración de otras características como sensores, pantallas y sonidos de tal modo que el paso a la Internet de las Cosas sea natural. Para alcanzar sus objetivos, el consorcio reunió a un grupo de empresas europeas líderes dedicadas a los juegos, el embalaje, la impresión de circuitos y la identificación por radiofrecuencia (RFID).
Los responsables de la idea esperan que este trabajo pueda abrir nuevos caminos en el mundo de los juegos, por ejemplo mediante el desarrollo de aplicaciones para teléfonos inteligentes que sirvan de complemento a juegos de cartas. Así, el teléfono de un jugador podría reconocer una carta en concreto y ofrecer instrucciones para su uso.
Por otro lado, los coleccionistas también podrían conocer el paradero de una carta en concreto o su fecha de impresión al pasar su móvil por encima de ella. La identificación de cada carta en juego sería de utilidad para los casinos gracias a la retransmisión de partidas de póker en directo o la posibilidad de ofrecer la detección de cartas falsificadas.
El proyecto cuenta con un financiamiento de 3.334.243 euros y concluirá a finales de 2018.
