Impresión 3D y gastronomía: Ya es posible comer alimentos impresos

La impresión tridimensional sigue rompiendo paradigmas. No sólo la elaboración de piezas es la vedette en este campo, ahora la comida también se ha sumado a la gama de posibilidades.

La impresión en 3D no deja de ser tema de charla; y es muy probable que pasará muchísimo tiempo para que deje de serlo. Y es que en este mismo espacio hemos reseñado varios ejemplares que más allá de presentarse como simples objetos tridimensionales con acabado perfecto, son funcionales y benefician a la sociedad: el móvil para invidentes, la prótesis de mano y el modelo de células cancerígenas. Todo esto, a partir de la impresión 3D.

En línea con lo anterior, es obvio que esta tecnología va a toda hostia en su marcha evolutiva para conquistar otros ámbitos; uno de ellos –musa de esta entrega- el culinario.

Vale recordar el trabajo Cuando la impresión 3D y la gastronomía avanzan de la mano, en el que además de revelar que ya en España se sirve comida en vajillas elaboradas con esta tecnología, se vaticina que en el año próximo “ya podríamos probar los primeros platos con ingredientes impresos en 3D”.

Y venga que esta premonición no está alejada de la realidad. Muestra de ello es que hoy día ya han sido presentadas varias impresoras de comida que sin duda, además de conseguir la atención mundial, han logrado suprimir cualquier grado de escepticismo.

Made in Spain

Para referirnos a algunos de estos ejemplares, es menester comenzar por uno hecho en casa: Foodini. Esta impresora ha sido desarrollada en territorio ibérico, específicamente en Barcelona por la empresa Natural Machines, fundada por Emilio Sepúlveda, Alex Moreu y Rosa Avellaneda.

Con su apariencia de microondas, a través de este dispositivo es posible obtener alimentos salados y dulces –hamburguesas, panes, chocolate y pastas- muchos de ellos –incluso personalizados- listos para comer o perfilados para darle el toque de fuego y llevarlos a la boca.

Como cualquier impresora, Foodini cuenta con 5 “cartuchos” que en lugar de tintas, son dotados de ingredientes –no líquidos ni sólidos muy grandes- . Según reportes, Foodini podría estar en manos de los usuarios en la segunda mitad de este año.

Como dato curioso, es de mencionar que con este equipo –concebido como el primer modelo comercial – los españoles le ganaron la carrera nada más y nada menos que a la NASA que ha estado financiado a Systems and Materials Research Corporation –con sede en Texas, Estados Unidos- para desarrollar una impresora de comidas sanas y balanceadas para los astronautas en sus misiones más largas, por ejemplo, las dirigidas a Marte que prevé alrededor de 520 días de vuelo.

¡A por las golosinas! ¡Sí!

Aunque con la Foodini también se puede aplicar a la impresión de dulces, hay que hacer mención a la Chef Jet Pro que se basa en la impresión 3D de pasteles, así como de azucaradas y coloridas piezas comestibles.

Esta impresora, ha sido presentada por la compañía estadounidense 3D Systems que cuenta en su haber con un dilatado recorrido en el campo de lo tridimensional.

¿Y frutas también?

Efectivamente. La impresión 3D de alimentos también ha retado la naturaleza –aunque igual, se mantiene la esencia-. Se trata de métodos desarrollados por la firma inglesa Dovetailed que fue más allá y empleó la “técnica gastronómica molecular de esferificación” para elaborar frutas a partir de la mezcla de líquidos, gel y otras soluciones.

Aunque es hasta hace poco cuando se ha hecho mediático el tema, vale dejar claro que la impresión tridimensional no es invención de esta década –pero, lo de la comida sí-.

Después de todo esto… ¿hasta dónde nos llevará la tecnología de impresión 3D? ¿Podría con ella elaborarse órganos humanos para trasplantes? o ¿convertirse en la solución para subsanar el hambre en el mundo?  Preguntas que posiblemente serán contestadas en los años que están por venir.

Equipo de redacción de GizTab

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