Twitter: El grito de las voces censuradas

La red social de los 140 caracteres está jugando un rol protagónico en la crisis venezolana: Ante los obstáculos para informar que sufren los medios tradicionales, la plataforma de microblogging ha demostrado ser una herramienta eficaz de comunicación masiva, donde las noticias fluyen de manera constante y en tiempo real.

Con al menos tres millones de usuarios activos, Venezuela es uno de los países con mayor penetración en Twitter. Así lo demuestra un estudio de PeerReach, empresa encargada de analizar las conexiones e interacciones de los usuarios de este servicio de microblogging.

En este estudio, que se llevó a cabo teniendo en cuenta a los usuarios que tuitean y no al número de cuentas creadas, se indica que el 14% de los usuarios venezolanos de Internet utilizan esta red social, lo que convierte a Venezuela en el cuarto país más activo del mundo en Twitter, el primero entre los de Latinoamérica.

De acuerdo a datos que publica el portal Twven. com, una de las razones por las cuales los venezolanos han abierto una cuenta en la famosa red social ha sido para buscar noticias e información, en parte por las dificultades que han tenido para informarse a través de los medios tradicionales como la televisión, la radio e inclusive la prensa escrita.

Tales dificultades comenzaron por la regulación de los medios de comunicación con la aprobación en 2004 de la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, mejor conocida como ‘Ley Resorte’. Creada por el Gobierno venezolano para combatir lo que ellos llaman “guerra mediática”, esta ley se se presentó como un instrumento que buscaba proteger la «integridad de la población más vulnerable», pero se ha convertido más bien en una compilación de prohibiciones que limitan enormemente la libertad de información en la nación sudamericana.

Entre las muchas cosas que contempla la Ley Resorte se incluyen la prohibición de transmitir informaciones sobre homicidios, violaciones, violencia contra la mujer o resultados de loterías, así como la difusión de mensajes que pudieran ‘incitar o promover y/o hacer apología al delito o constituir propaganda de guerra y manipulaciones mediáticas dirigidas a fomentar zozobra en la ciudadanía o alterar el orden público’.

Ante estas restricciones de la Ley Resorte, que además son muchas veces ambiguas, la información que difunden los medios de comunicación es muy limitada pues muchos de estos han decidido autocensurarse por miedo y para evitar multas o el cierre de espacios; como ya sucedió con decenas de emisoras de radio en 2009 y con el canal de televisión RCTV, cerrado en 2007 tras la decisión del Gobierno de no renovarle la concesión para seguir operando en la frecuencia radioeléctrica al considerar que habrían utilizado su señal para promover el golpe de estado de 2002 que sacó brevemente del poder al entonces presidente Hugo Chávez Frías.

El cierre de RCTV marcó un precedente que cambió a los medios de comunicación del país. Con las innumerables restricciones de las leyes, prácticamente no existen medios que cuenten lo que sucede en las calles.

Tanto así que hasta el canal de noticias Globovisión, el cual tenía una línea editorial abiertamente de oposición al Gobierno, ha moderado considerablemente su programación tras haber sido vendido.

Y Twitter se hace medio

Hasta los momentos, el medio con más libertad en Venezuela había sido la prensa escrita, sin embargo, recientemente ha estado atravesando una crisis debido a la escasez de papel periódico. El problema radica en el atraso en la aprobación oficial de divisas para importar el material, lo que mantiene tan asfixiado al gremio que incluso varios rotativos han tenido que cerrar y otros se han visto obligados a reducir el número de páginas y disminuir su tiraje debido a la situación.

La forma en la que se ha controlado a los medios de comunicación ha colaborado con la desinformación de la ciudadanía con respecto a muchas cosas y más recientemente con respecto a la ola de protestas que se desencadenaron desde el pasado 12 de febrero.

Los críticos del Gobierno venezolano han denunciado la existencia de un ‘blackout informativo’, ejecutado por Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel). Durante los primeros días de las protestas, este organismo gubernamental, encargado de la regulación, supervisión y control de las telecomunicaciones en el país, advirtió a los canales de radio y televisión que se abstuvieran de dar cobertura a las protestas para evitar que estas se propagaran y ser acusados de incentivar la alteración del orden público.

“Mientras los estudiantes estaban en las calles el miércoles (12 de febrero) y con todo lo que está pasando, un canal de televisión controlado por el Gobierno transmitía Flipper, la película. ¡Eso es inaudito!”, declaró Giannina Raffo, activista del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice) Libertad de Venezuela en una entrevista con el portal Perú21.

Ha sido precisamente por esta razón que las protestas en Venezuela no han sido televisadas sino tuiteadas. Las presiones del gobierno sobre los medios de comunicación han convertido a Twitter en el único espacio donde las personas pueden expresarse de forma libre y transmitir lo que está pasando.

Para el periodista venezolano Luis Carlos Díaz (@LuisCarlos), ciberactivista y crítico del actual gobierno, las redes sociales tienen un papel vital para el venezolano, ya que por ejemplo Twitter:

«Ha llenado el vacío informativo que sienten las audiencias venezolanas con los medios audiovisuales. Por presiones gubernamentales, la radio y la TV en su mayoría dejaron de hacer cobertura en vivo de las protestas y otros hitos de estos días, por lo tanto la gente ya no tiene la garantía de que allí se cuente lo que ocurre cuando necesita saberlo. Las redes sustituyen en parte esa hambre informativa, con la diferencia de que estás cambiando un alimento por otro con diferente estructura. Lo que en un medio podía ser una narrativa organizada, en redes es caótica, depende de qué canales sigas y contiene algo de ruido. Sin embargo, las redes han sido esenciales para globalizar realidades hiperlocales, organizar gente, tejer solidaridades y manifestar el descontento que está censurado, por ejemplo, en la red de medios del Estado, que no está al servicio público sino del partido de Gobierno».

Twitter y la crisis venezolana

La situación de Venezuela es compleja. Es bastante difícil explicar en unas pocas líneas los hechos que han llevado al país suramericano al punto donde está. Los problemas de Venezuela no son solamente económicos sino sociales y las protestas iniciadas en febrero, y que continúan hasta la fecha, son tan solo una demostración de lo profundos que son estos.

La inseguridad, el alto nivel de inflación y la escasez de productos básicos, además del ambiente de confrontación en el que se vive a diario, son los principales problemas que aquejan a los ciudadanos, y básicamente las razones que han llevado a miles de personas a tomar las calles para reclamar sus derechos.

En un país que ha tenido la mayor bonanza petrolera del planeta, los ciudadanos que protestan, sobre todos los estudiantes, sienten que los recursos no han sido utilizados de manera correcta.

Venezuela atraviesa una profunda crisis económica marcada por una inflación del 59.4% y una escasez del 31% de productos y alimentos básicos, según cifras oficiales del mes de marzo, y una profunda crisis social marcada por el alto índice de criminalidad, por el cual el país se ubica entre los cinco países más violentos del mundo (39 asesinatos por cada 100,000 habitantes), esto de acuerdo con un informe del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) de diciembre de 2013.

Así que, con esta perspectiva general de lo que sucede en el país, no es difícil entender por qué Twitter juega un papel fundamental dentro de la crisis venezolana. Ante esta compleja situación, la red social ha demostrado ser una herramienta eficaz de comunicación masiva, donde las noticias fluyen de manera constante y en tiempo real.

Tanto es así que durante el punto más álgido de las protestas, hubo diversos reportes de bloqueos de imágenes en la red social, lo que llevó a muchos a pensar en la posibilidad de que las autoridades regularan o restringieran el Internet para evitar la difusión u organización de las protestas.

No obstante, los hechos han demostrado que, aunque se quiera, controlar el flujo de información en esta era tecnológica es una misión bastante difícil a menos que se tomen decisiones radicales como las de Turquía, Egipto o Irán, quienes bloquearon la red social en momentos de crisis. Sin embargo, estas acciones de censura por parte de algunos Gobiernos, lo que hacen es demostrar una vez más la efectividad de las redes sociales.

Tal efectividad ha sido tema de discusión de varias personalidades como la bloguera opositora cubana Yoani Sánchez, quien aseguró que la oposición venezolana ha estado dando una batalla en las redes sociales.

«Venezuela es el gran ejemplo, porque están dando una batalla en las redes sociales que es un ejemplo de creatividad, constancia y efectividad que vale la pena imitar… Las redes han servido para llamar la atención y (para) que la gente se solidarice y eso es importante porque es protección», dijo Sánchez a principios de mayo durante una conferencia en la TechWeek en Miami.

La bloguera también indicó que aunque ve las redes sociales como un apoyo y un complemento para desarrollar campañas cívicas, piensa que todo ese movimiento no debe quedarse en el mundo virtual sino que debe pasarse al mundo real.

Sin embargo, la actual situación de Venezuela no parece haber ha aumentado el uso de Twitter por parte de los ciudadanos, que ya desde hace bastante tiempo vienen utilizando Internet y las redes sociales como un espacio para poder informar lo que está ocurriendo.

«Ya teníamos momento de altísima tensión debido a nuestros constantes momentos electorales. Digamos que los venezolanos tenemos una maquinaria aceitada de estados excepcionales y coberturas colectivas en red. Este episodio evidentemente ha vuelto a levantar la atención sobre las redes. En Venezuela hay casi 13 millones de usuarios de Internet, más de 10 millones y medio tienen cuentas en Facebook, aunque no sean todos activos, y en Twitter se pueden estimar unas 4 millones 200 mil cuentas activas en este periodo. Parecerá poco, porque es apenas el 15% de la población, pero en realidad esa cifra es mayor que los lectores de diarios o los televidentes que usan los canales nacionales para informarse sobre política». 

En una situación crítica como la que atraviesa Venezuela, los ciudadanos han encontrado en Twitter una ventana directa de comunicación con el mundo. No obstante, es importante que los usuarios sepan escoger bien a los informadores y entiendan la responsabilidad que conlleva ser un comunicador, porque así como la verdad circula con una fluidez increíble en la plataforma, también lo hace la mentira.

Más allá de esto, si bien es cierto que es fundamental tener conciencia de lo que se informa, no puede negarse el rol que ha jugado el periodismo ciudadano durante las protestas. Ante la necesidad de estar informados, cada persona se ha convertido en comunicador de su propia realidad y a pesar de cualquier cosa, para los venezolanos Twitter ha sido el único medio que ha hecho eco de las voces que piden ser escuchadas.

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