Muerte 2.0: Internet en el más allá

¿Has pensando en hacer un testamento 2.0 para heredar a familiares y amigos tus archivos de música, datos en la Nube, licencias de videojuegos...?

Jamás será suficiente hablar de las redes sociales. Desde sus orígenes, hasta los menos sabios en la materia ya vislumbraban que se trataba de un paso muy importante en lo que respecta a la funcionalidad de Internet, por cuanto comúnmente el escenario era tan sólo sinónimo de correo electrónico, chat y consulta.

Ponerse a dar un paseo por las diversas redes sociales que han surgido hasta ahora sería una larga aventura, ya que aunque muchas de ellas pasaron al olvido, en su momento tuvieron tanto auge como las más populares de hoy día –un trío archiconocido, por ejemplo, Twitter, Facebook e Instagram-

Tal es la omnipresencia de ellas y su efecto en la sociedad actual, que hasta han logrado instituir una nueva versión de vida: la 2.0, en la que millones de personas se mantienen en constante interacción y atrayendo a más adeptos que a la final terminan haciendo lo propio: arrastrar más masa.

Lo anterior, tan sólo es un micro reflejo de los millones de usuarios en la vida 2.0, ya que por supuesto no puede obviarse lo concerniente a la actividad en ella. Y es que como si se tratase de la mismísima real, además de laborar en ella u osar para encontrar la media naranja, casi ninguno se ha ahorrado la oportunidad para compartir alegrías, lamentos e iras, así como opiniones, informaciones o cualquier contenido que llegando incluso a ser superfluo es digno de difundir.

¿Qué pasa al morir?

La vida 2.0 se ha convertido en un modo de existencia imposible de socavar, pero que obviamente necesita de la vida real …pero ¿qué pasa cuando ésta última se extingue?

De inmediato, esa interrogante podría responderse en «nada, todo queda ahí». Y efectivamente es así, todo queda ahí –y dependiendo a las creencias- en un espíritu evolucionando, en una fosa o en cenizas; sin embrago, con la protagonista de esta entrega no sucede lo mismo porque –claramente- ha quedado inmortalizada de forma digital en la cuantiosa cantidad de post, comentarios y ‘likes’ producidos antes de que el corazón dejara de latir.

Suena muy placentero que ese ‘paso por la vida’ permanezca a la vista y no sólo en el recuerdo, pero ¿cuán placentero sería para los seres queridos del fallecido encontrárselo entre las “personas que quizá conozcas” en Facebook? O peor aún, que algún hacker se adueñe de su cuenta en Twitter y active su TL. ¡Madre mía! Sería como un cuento de la cripta, sin obviar el gran golpe sentimental.

En ese sentido, vale mencionar que la red de Mark Zuckerberg ha puesto a disposición de familiares y amigos del difunto –desde 2007- un par de opciones: solicitar cierre de la cuenta o convertir ésta en una “conmemorativa”; por supuesto, hay que llenar formularios y enviar datos que constaten la situación del usuario reportado. Esto último, igual con Twitter e Instagram –pero en ninguno de los dos aplica la cuenta ‘in memorial’-

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Por otra parte, existen compañías –como AssetLock y Legacy Locker– dedicadas a resguardar contraseñas de usuarios hasta que llegue su triste episodio, para acceder ‘con todas las ley’ –a través de un beneficiario previamente autorizado- a sus activos digitales (redes sociales, blogs,…) y ejecutar el cierre de ellos. Igualmente, la difusión de últimos deseos, envío de cartas con información supra importante acerca de estados de cuentas y pólizas de seguros, entre otras.

Muerte 2.0

Además del panorama anterior, vale la pena citar otros curiosos aspectos que germinan al momento de darse de baja en la vida real en esta era de innovaciones.

Una de ellas, es que hoy día es posible no sólo difundir la imagen o textos acerca del fallecido por las redes sociales o mensajería instantánea para hacer de conocimiento público la lamentable pérdida –y más cuando la gente está ubicada en distintos puntos del planeta-
En Internet, además de los obituarios digitales, yacen portales –como Directors Advantage– que ofrecen el servicio de transmisión en streaming de velorios -un tanto macabro el asunto, pero sin duda es válido-

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Otra de las nuevas propuestas para afrontar la muerte en esta época -imposible obviar- son las lápidas con códigos QR. Y es que al parecer, ya el nombre –y en algunos casos la foto- del fallecido con su respectivo año de nacimiento y partida, más un emotivo texto o incluso el escudo del equipo al que hinchaba, ya no son suficientes.

Ahora, se está empleando la colocación de ese recurso gráfico en alguna sección de la lápida, para que los visitantes a la ‘última morada’ tengan a su disposición recopilar –a modo de perfil online- material puntual de su ser querido.

En este punto, cabe hacer hincapié que en España hay una gente que -sumado a otros accesorios y estilos- ejecuta esta acción mediante el portal lapidasparanichos.com

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Otro sitio que brinda el servicio es Tus reQRdos. En esta web, se pueden visualizar demos y videos.

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Pero si por última voluntad o tradición familiar todo apunta a la cremación del cuerpo del fallecido, la compañía estadounidense Celestis -con el lema “de las estrellas nacemos, a las estrellas volveremos”- lanza una porción simbólica de esas cenizas a la órbita terrestre o lunar, así como al espacio profundo -con la opción además de que retornen a la Tierra-

“Los vuelos espaciales conmemorativos son posibles a través de acuerdos con los principales proveedores de servicios de lanzamiento de satélites comerciales”, se cita en el portal.

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Y retomando la línea audiovisual dejada hace varios párrafos atrás, pero advirtiendo que este tópico yace en discusión de índole jurídico, también está en boga el uso de los ‘testamentos’ en video.

Normalmente, esta modalidad es ejecutada por pacientes con enfermedades terminales. Dejan su mensaje grabado y al momento del último adiós, el material es difundido.

Una web que ofrece este servicio –a través de una app para iPhone- es Your Last Will que provee al usuario de elegir el “qué, cuándo, por qué y cómo” divulgar la pieza.

Vale mencionar que además de información corporativa, este portal está dotado de una sección especial acerca de la población mundial y videos Last Wills públicos, entre otros contenidos de interés.

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¿Testamento 2.0?

Seguramente, ante todo esto podrían surgir dictámenes de morbo y masoquismo, pero venga que no es mito urbano la imposibilidad de tapar el sol con un dedo en lo que respecta al movido ritmo de las innovaciones. Convertirse en verdugo censurador para frenar las opciones descritas en esta entrega, sería como endulzar toda la masa de agua del planeta.

Lo que sí queda claro, es que inevitablemente aquello de que “siempre estará en mi memoria y corazón” ha pasado a niveles superiores. Y es que la persona fallecida, así no haya dejado huella en la vida 2.0, podría quedar formando parte de ella –incluso a partir de su propio velatorio-

Ahora bien ¿has imaginado alguno de estos escenarios para el último adiós? ¿te has planteado dejar a alguien tus claves de perfiles en las redes sociales para que los ‘apaguen ‘ tras tu último respiro? ¿Has pensando en hacer un testamento 2.0 para heredar a familiares y amigos tus archivos de música, datos en la Nube, licencias de videojuegos…?

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Equipo de redacción de GizTab

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