Gadgets que pensamos que fracasarían pero triunfaron… Y viceversa

El mundo está lleno de historias sobre personas, cosas y situaciones por las que nadie hubiese apostado nada y que luego dieron el pelotazo y se convirtieron en leyenda. Igualmente, más de un incauto ha ido a por todas haciéndose con una gran promesa que acaba siendo una tremenda decepción…

El mundo está lleno de historias sobre personas, cosas y situaciones por las que nadie hubiese apostado nada y que luego dieron el pelotazo y se convirtieron en leyenda. Igualmente, más de un incauto ha ido a por todas haciéndose con una gran promesa que acaba siendo una tremenda decepción…

¿Crees que eso no te pasa a ti? Entonces da un paseo de diez segundos por tu memoria pensando en cuántas cosas te has llevado al probador porque lucen estupendas en el maniquí para descubrir que a ti te hacen ver como un auténtico saco de patatas o a cuántas chicas has presentado a tu madre como “the chosen one” apenas una noche antes de que te hagan la escena del año en el VIPS más cercano, ¡te hemos pillado, a que sí!

Pues bien, el mundo de la tecnología no está exento de casos similares. En los últimos años hemos visto el nacimiento de un sinfín de objetos, muchos de ellos sin un fin preciso, que ahora ya son toda una necesidad y de otros que ahora mismo son lo más cercano al arte conceptual, entiéndase, cacharros que ocupan algún espacio sin notable utilidad y, en ocasiones, sin ninguna utilidad, ¿repasamos algunos?

¡Pasa la página! Sí, igual como hiciste con el abrigo-patatero y la histérica del VIPS.

Exitosos pese a los pronósticos

iPad

¿Alguien, abstenerse fanboys, pensó cuando lanzaron el iPad que necesitaría uno? ¿Cuántos de nosotros realmente nos pusimos de rodillas exclamando “¡Oh, my Jobs!” y haciendo memoria de nuestros ahorros con miras a correr a por un iPad en sus primeras semanas de existencia? Yo no, lo confieso, no suelo ser visionaria para casi nada, pero para esto lo fui menos. Meses y meses de parodiar al “iPhone gigante que no hace llamadas” me han explotado en la cara con más de 155 millones de unidades vendidas hasta ahora… Está claro: no siempre tengo los gustos más mainstream.

Phablet

Pocas cosas nos han hecho dudar más del espacio y tiempo en que vivimos que las Phablets. Quizás la Galaxy Note ha sido de las más notorias y todavía lucen cercanos los días en que los bloggeros nos rompíamos la cabeza preguntándonos: ¿Para qué queremos un teléfono-tablet si ya tenemos un teléfono y una Tablet? ¡De nuevo, en nuestras bocas abiertas entraron moscas! Hoy en día Samsung se jacta de más de 38 millones de unidades vendidas… Aunque, claro, tampoco fueron ciertos los pronósticos exageradamente positivos sobre la muerte de las tablets a manos de estos híbridos. Ni tanto, ni tan calvo.

e-Reader

Si los cinéfilos y los melómanos pueden tener lo que sea sin pagar, ¿por qué no hacer lo propio aquellos que amamos leer? El libro electrónico no nació exento de dudas: ¿Para qué lo queremos si podemos tenemos smartphones y tablets? ¿Acaso no es leer lo que hacemos todo el día en Twitter, Facebook y los blogs? ¡Nada supera el olor de las páginas recién impresas!… Hoy por hoy en los vagones del Metro hay más e-Readers que asientos (sí, claro, los que solemos ir de pie también nos las ingeniamos para ir cacharro en mano). Lección leída, nunca mejor dicho, y aprendida.

Nacidos para perder

DVD Portátil

Todos creímos necesitar uno y muchos lo compramos pese a tener laptos. El DVD Player Portátil no solo intentó imponerse después de que el discman había muerto, sino que heredó todos sus males: un golpecito que lo dañaba (o te devolvía al inicio de la peli) y dos más que lo arreglaban (sin llevarte al minuto correcto), autonomía deficiente, una pantalla invisible bajo el sol y un lector que se iba al traste si rozaba con dedos, migajas de galleta o polvo cósmico… El coñazo de llevar un portafolios full de discos unido al de ver pelis en un avión, vivido a diario… ¿Por qué lo habremos comprado?

Consola Portátil

A los frikis les mola casi todo, pero a los que no albergamos pasiones por los videojuegos, las consolas portátiles suelen parecer un despropósito: jugar lo mismo que en la consola grande, pero jugarlo por ahí… y algunos suman el papel de mando de la consola grande (¿?) o conectividad wifi en tiempos en que más bien se está llevando el ingenio de la consola a los móviles añadiendo el aliciente social, lo que las aleja mucho del renglón de imprescindibles. Algunos dirán que sí, que son estupendas; nosotros también lo diríamos, si no fuera porque cada vez lucen más como un Tablet de escaso performance.

La Tele 3D

El fin del cine no está en las profecías de Nostradamus, así que nunca tuvieron sentido los augurios surgidos junto a las teles con 3D. No se trata de los televisores inteligentes que parecen destinados a convertirse en la torre de control de nuestra actividad online, sino de esas teles que deben verse con unas gafas plásticas de uso limitado y temible, no porque el manual diga que debes descansar cada quince minutos si no quieres acabar vomitando, sino por lo mal que se ve todo, lo que se hace para 3D y lo que no. Al fútbol, por ejemplo, mejor no atreverse.

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